Querida Jeanette,
Hoy nos toca despedirte con el corazón lleno de agradecimiento y alegría por haberte tenido en nuestras vidas durante tantos años. Tu trabajo como repostera en el Hospital Internacional La Católica no solo ha sido excepcional, sino que tu presencia y espíritu han sido un regalo para todos nosotros.
Siempre has sido una persona entregada a tu trabajo, con una pasión y dedicación como pocas personas. Tu amor por la repostería ha sido evidente en cada uno de tus platillos, los cuales han alegrado los días de nuestros pacientes, sus familias y todos los que trabajamos aquí.
Pero no solo eres una excelente repostera, también eres una gran consejera y tienes un corazón noble que ha hecho que todos te queramos con el corazón. Tu alegría, sonrisa y canciones han llenado de energía y luz a todos los que te rodeamos, y es algo que vamos a extrañar profundamente.
Nos quedamos con el recuerdo de una mujer entregada, comprometida con el prójimo y con un amor por su trabajo que ha sido inspirador para todos nosotros. Gracias por tu dedicación, tus enseñanzas y tu amistad. Te deseamos una feliz y merecida jubilación, y que la vida te siga llenando de momentos dulces y felices.
Con cariño,
Todos tus compañeros del Hospital Internacional La Católica.